
A raíz de la crisis económica mundial y la contracción del capital de riesgo en startups (que en Latinoamérica se desplomó un 73% en el primer trimestre de 2023), hoy se ha vuelto habitual encontrar emprendimientos que sobreviven, se mantienen y/o crecen con sus propios recursos.
Por lo mismo, voces del ecosistema declaran que del auge y crecimiento acelerado de los unicornios pasamos al caminar pausado de los camellos, alegoría que denota una empresa sostenible, con un buen equilibrio entre el crecimiento y el flujo de caja, con reservas propias para los tiempos difíciles. Y explican que los emprendimientos camellos se relacionan con un concepto que últimamente ha sonado bastante en la industria, el llamado bootstrapping, pues da cuenta también de compañías que buscan ser autosuficientes y resilientes.
‘Dado que hoy el capital dispuesto a financiar el crecimiento de startups es más escaso y más caro, los inversionistas están negociando valorizaciones menores a lo que había sido habitual en tiempos de abundancia de capital. Por su parte, los fundadores de las firmas tecnológicas están enfocándose en asegurar la sobrevivencia de sus compañías. En la medida de lo posible, están retrasando nuevos aumentos de capital a la espera de un descongelamiento de la industria del venture capital y están poniendo foco en reducir sus costos operacionales y maximizar sus ingresos por ventas (bootstrapping)’, dice Iván Vera, presidente y fundador de Innspiral.
Agrega: ‘En modo bootstrapping, el emprendedor crea y hace crecer el negocio con una inversión mínima imprescindible, financiada con capital propio o de uno o más inversionistas ángeles, para luego, lo antes posible, lograr un flujo de caja neto positivo (cash flow positive) mediante ventas de sus servicios y/o productos a sus clientes’.
Pero, ¿cuál es la diferencia entre iniciar un negocio con capitales propios y hacer bootstrapping? Sebastián Burgos, director de Desarrollo de Negocios de ChileGlobal Ventures, señala que ‘la principal diferencia es la fuente de financiamiento. En el bootstrapping, la startup se financia a sí misma y utiliza sus propios recursos generados para crecer. En el ‘modelo tradicional’ de iniciar una startup, los founders aportan capital propio o lo obtienen de inversionistas externos’.
‘El bootstrapping se ha vuelto tendencia —añade Burgos —, ya que a muchas startups se les está haciendo más difícil que antes encontrar inversionistas dispuestos a apostar por sus proyectos. Esto hace que tengan que alargar el tiempo entre eventos de financiamiento y, por ende, ‘bootstrapear’ la mayor cantidad de tiempo posible. Eventualmente algunas se podrán dar cuenta que es la forma en la que prefieren financiar su crecimiento’.
Para Varinka Farren, directora ejecutiva de Hub APTA, ‘el bootstrapping es una estrategia de financiamiento que tiene mucha popularidad en el mundo y también en Chile (…) Antes de invertir dinero en un mundo tan incierto como el que nos ha tocado vivir, se debe crecer a través de recursos existentes, lo que le da una clara orientación a la caja’.
De acuerdo con Carlos Aravena, cofundador y CEO de Poliglota, el bootstrapping no solo se da al inicio de una startup, sino que también durante su crecimiento y desarrollo. Es decir, puede ocurrir en distintas fases, por ejemplo, también después de levantamientos de capital exitosos. Similar opinión tiene Sebastián Burgos: ‘Esto último es posible, aunque es difícil que sus inversionistas, que buscan crecimiento acelerado, estén ‘conformes’ con esa decisión. Decantarse por el bootstrapping permite a la startup seguir creciendo orgánicamente sin diluir la participación de los accionistas actuales o ‘reservar’ parte del capital levantado para proyectos específicos’.
‘El bootstrapping se ha vuelto tendencia —añade Burgos —, ya que a muchas startups se les está haciendo más difícil que antes encontrar inversionistas dispuestos a apostar por sus proyectos. Esto hace que tengan que alargar el tiempo entre eventos de financiamiento y, por ende, ‘bootstrapear’ la mayor cantidad de tiempo posible. Eventualmente algunas se podrán dar cuenta que es la forma en la que prefieren financiar su crecimiento’.
Casos de éxito
Según ejemplifica el presidente de Innspiral, Buk es una startup chilena que nació y se desarrolló en modo bootstrapping. ‘Además, recién hizo un aumento de capital para su serie A, mediante la cual levantó US$ 50 millones, y se valorizó en US$ 417 millones… ¡Espectacular! Otra es Iguanabee. Yo fui su único inversionista con capital ángel para su fundación en 2010. Desde entonces, Daniel Winkler, su fundador, desarrolló e internacionalizó la firma con una estrategia de bootstrapping, la que ya factura US$ 1,5 millones, genera ganancias, cuenta con 60 colaboradores, y con clientes (publicadores de videojuegos de consola) de EE.UU., Japón, Holanda, Alemania, Polonia y otros países de Europa’.
Vera también comenta que ‘Migtra, startup digital (del rubro transporte) fundada en 2017, financiada por Magical con capital semilla SSAF de Corfo, tiene como principales clientes a Codelco, Antofagasta Minerals, SQM, Enex, Agrosuper y Abastible. En 2020 facturó US$ 900 mil, logrando ingresos operacionales mensuales superiores a sus gastos. Pedro García, su fundador y CEO, ahorra sistemáticamente los excedentes mensuales hasta reunir el capital suficiente para realizar una nueva inversión. Ahora están iniciando operaciones comerciales en Colombia y Perú’.
En tanto, Varinka Farren sostiene que ‘en Chile, existen varios casos de startups tecnológicas como Lemontech que tras años de bootstrapping se transformó en la legaltech más importante de Latinoamérica, o Snabb que es un software que permite que las personas puedan elegir con quién y dónde atenderse en tiempo real’.
‘Otra empresa que está utilizando bootstrapping es LIVA Company —agrega Farren— que ha logrado un crecimiento en venta sostenible y exponencial con una alta tasa de reinversión en nuevos productos. La estrategia de pilotear rápido sus productos e ir a distintos mercados ha sido posible dada la misma filosofía de autofinanciamiento, ya que en la actualidad no dependen de inversionistas’.
La ejecutiva de Hub APTA enfatiza que aparte de las startups tecnológicas la estrategia funciona también para spin-off universitarios en etapas iniciales, destrabando gestiones y tiempos que significan la búsqueda de subsidios y levantamiento de capital privado: ‘Algunos ejemplos universitarios corresponden a U- Sensing y Zippedi’.
Por su parte, Burgos resalta que ‘en el país, un par de ejemplos de startups con gran potencial que están haciendo cosas interesantes y 100% ‘bootstrapeadas’ son Cosmos y Luuk’.
En primera persona
Camilo Salazar, confundador y COO de Viper (que desarrolló un software para mejorar la respuesta a emergencias), relata que solo han recurrido al bootstrapping. ‘Ahora que ya estamos teniendo nuestros primeros clientes fuera de Chile, vemos la necesidad de incorporar inversionistas, pero de una manera inteligente, es decir, que nos aporten con experiencia o redes de contactos locales en los países de nuestro interés’.
Sergio Tricio, CEO de Patrimore, indica que durante años esta fintech debió mantener sus costos controlados y su equipo tuvo que ser muy creativo a la hora de generar ingresos, para así crecer de manera orgánica y responsable. ‘En nuestros orígenes intentamos levantar capital para acelerar el proceso de crecimiento, pero no lo pudimos lograr y nos dedicamos a sacar adelante el negocio. Yo diría que entre 2017 y 2021 fue la etapa más desafiante para el negocio y en que se hizo más evidente el bootstrapping’.
Eduardo Segovia, confundador y CEO de RockTruck (operador logístico), subraya que son una empresa 100% de bootstrapping. ‘Nosotros, en lugar de optar por el camino de levantar dinero, optamos por crear una empresa rentable desde el minuto cero. Nunca hemos levantado capital privado, no hemos recibido inversión ángel, ni de algún fondo de venture capital, ni private equaty, ni venture debt, tampoco hemos recibido capital gubernamental (…) Yo diría que la rentabilidad volvió a estar de moda y el bootstrapping es una de las formas de poder conseguir rentabilidades desde el inicio, y presionarte a ti y como equipo para poder lograrlo (…) El negocio funciona en la medida que vendes’.
Guillermo Barros, CEO de Nextstep, considera que ‘el bootstrapping es una filosofía fundamental para los emprendedores sociales, ya que nos obliga a ser extremadamente eficientes y creativos con los recursos disponibles, evitando, por ejemplo, la sobrecontratación que hemos evidenciado los últimos meses en las startups que deciden optar por el levantamiento de capital de riesgo. El objetivo es maximizar el valor de la empresa con la menor inversión posible. Esta filosofía la hemos utilizado desde el principio y nos ha dado buenos resultados. Este 2023 nos proyectamos triplicando las ventas, superando el millón de dólares gracias a nuestra entrada en Colombia, México y Perú’.
Finalmente, Joel Vainstein, chief of officer de Orionx, sostiene: ‘Cuando no haces bootstrapping significa que quemas más plata de la que te entra, por lo tanto, no eres rentable. Recordemos que los fondos de inversiones están buscando empresas que sean rentables (…) Como se puso difícil levantar capital, las valorizaciones bajaron, entonces hoy son menos las que están en procesos de levantamiento. Orionx es una empresa que siempre se ha dedicado al bootstrapping, solo que (por un problema con los bancos) tuvimos que levantar capital forzado, que trajo como resultado US$ 250 mil’.